Me cuesta dejarte atrás. Dejar de pensar en que un día estuviste y que hoy nuestros caminos se separan. Duele ver todos esos recuerdos, todos esos instantes en donde puedo perderme...

Me duele mirar al pasado y saber que no debería. Tener consciente el hecho de querer ir hacia adelante y sin embargo no querer dejar morir el pasado...Aferrarme con uñas y dientes al último pedazo de desfachatez que me queda y que por más que intento retenerlo, se me escapa como un puñado de arena se cuela por entre los dedos.

Dicen por ahí que crecer duele... jamás imagine cuanto, pero ahora que me veo obligada a hacerlo, aprecio en verdad el cobijo de la infancia y el desenvolvimiento de la adolescencia... pero no hay que parar. Detenerme es condenarme a una vida sin plenitud... ver cómo huye cada oportunidad...

Hoy quiero ser otra, ser alguien que luche por lo que desea. Quiero ser una mujer que tenga siempre presente que los éxitos enseñan, pero que los fracasos suelen enseñar aún más.

Quiero ser una persona que nunca se olvide de los demás, a pesar de sus propias necesidades. Que sepa que no importa cuán mala pueda ser su situación, siempre habrá alguien que está peor y que todavía pueda agradecer la habilidad de ayudar.

Quiero ser un ser humano en toda la extensión de la palabra, porque humanidad no implica nada más el hecho de poder hablar, sino toda la gama de valores, sentimientos y actitudes que experimento hoy en día, pero que espero manejar mejor en el futuro.

Hoy voy a crecer teniendo siempre en mi alma la bella inocencia de la infancia y la curiosidad de la adolescencia, pero con la prudencia de la madurez...

Te digo adiós si eso implica dejarte atrás...