Saturday, December 06, 2008

Temblando, mis lágrimas caen sobre el último recuerdo de ti; una rosa marchita que dejaste encima de nuestro último poema.

Desciendo después, al negro abismo de la melancolía, el cuál ha de servir a ésta máquina imperfecta como lugar de descanso hasta el fin de los tiempos... Y sin querer pienso, presiento... ¿algún día volveremos a vernos?

Quisiera... sentir al menos una vez tus labios sobre los míos; saborear el aliento de tu alma. Saber si sabes a café y menta, tal cómo siempre te he imaginado. Tocar también tu pecho, descubrir el laxo palpitar de tu corazón.

Sueños... de amor, de pasión desenfrenada, de tiempos felices. Sueños de ti. Noches que me agobian con incertidumbre, noches en las que me consumen las fantasías irrealizables de un nosotros y un tal vez...

Deseos... de tu música, de tus palabras, de tus ideas, de tu paciencia, de la profundidad de tus emociones. De ver cómo mi soledad se derrumba cuándo tu voz y tus ojos martillan sobre la herrumbrosa jaula que encierra mi verdadero ser... y me cuestiono: ¿cómo fue que lo vislumbraste?

Sed... de tu sudor, del néctar tuyo, de tu respiración húmeda, de ti hombre maravilloso. De conocerte más a fondo, de satisfacer tus necesidades y tu lujuria. De ser tuya...

Hambre... del fruto de tus labios, de tu ávida mirada, de tu inspiración. Del calor que desprenden tus ojos al contacto con los míos.

Ganas... de proteger tu espíritu de todo dolor, de convertirme en tu musa, de unirnos entre mar y arena, con corazón carmín y piel canela, con manos de ave y labios de seda.

No comments:

Post a Comment