Monday, March 29, 2010

“Por favor… sólo te pido por favor, deja de recordar un ‘nosotros’. Deja de pretender que no me conoces, que no has leído por completo mi ser y que no has dejado tus pensamientos escritos en mi sangre. En lugar de simular, búscame en los márgenes de tu vida, en los rincones más oscuros de tus deseos inconscientes, en los momentos del día en los que te odies por no controlar el indescifrable impulso de ira que te llena y te desborda… El cristal con que me miras, inerte y frío, no depende de mí. Quiero creer que a tus ojos soy como la rosa que espera pacientemente a su asesino: irradiando belleza, le señala el camino por el cual ella ha de exhalar su último aliento.

“No pienses más en mí… pero toma la decisión de sentirme: deja a mi aroma embriagarte, permite a tus manos vagar, escucha mis suspiros llamándote, abre tus labios y saborea mis límites, mira con cuidado y captura la imagen del momento en el que me muestre más vulnerable y débil. Dejaré que lo uses ése instante a tu conveniencia, pues no hay otro al que yo prefiriera como verdugo. Vuélveme loca, hazme gritar, sé la causa de mis interminables lágrimas. No me importa qué hagas fuera de mi vida pero cuando regreses, asegúrate de hacerlo por la puerta de atrás, sigilosamente y en secreto, para que la ansiedad que siento cuando no estás y te extraño se mantenga eterna.

“Vuélvete violento y pasional y posesivo y todo lo que quieras. Escribe mi destino con la ligereza de tu beso; firma el acta de mi perdición con tus manos ásperas apretando mi cintura. Diseña un castigo para mi traición después de dirigirme tu mirada siempre impávida. Piensa en una forma en la que expíe mis apetitos más prohibidos mientras me privas de razón con tu aliento sobre mi piel; una estrategia que me haga pura a tus ojos de nuevo. Crea en mí la necesidad de estar contigo, de no darte la espalda otra vez. Transfórmate ante mis ojos; conviértete en una criatura muy aterradora, en el mejor y más refinado depredador con el que me pude haber encontrado jamás. Saca de mí el deseo de ser tu presa, de dejarte matarme y jugar con mi cuerpo a tu voluntad.

“Inspírame a crear mi propia religión en la que tú serás El Salvador, El Que Perdona, El Que Trae el Fuego a la oscuridad de mi blasfema vida. No me des alternativas mas que la de adorarte, la de dedicar mi vida a tu existencia. Confúndeme tan bien, tan fuerte, tan profundamente que lo único que sea yo capaz de ver sea a ti. Borra de mi mente cualquier otra oferta que pudiera tener… Convénceme de que fui hecha para estar contigo y para ti…

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