Saturday, March 30, 2013

Más máscaras... ¿o disfraces?

Asumo, -como persona normal que no soy- que nadie ha visitado este blog/perfil/cuaderno virtual de notas en mucho tiempo.

Una de las cosas maravillosas del anonimato es precisamente la libertad casi irrestricta de la cual se puede gozar en todo momento... o al menos hasta cuando alguien con potencial de influir en tu vida futura aparece. Vamos, no es que sea una hipócrita, sino que hay que guardar ciertas apariencias de vez en cuando. Mi abuela solía decirme -todavía lo hace ocasionalmente- que "genio y figura, hasta la sepultura". En realidad no sé qué significa eso... y sólo puedo escribir y hablar de la interpretación que yo le doy (me parece fascinante la manera en que todo en este mundo es una realidad interpretativa aunque bastante concensuada... ¿Eso siquiera es posible? ¿O acaso hay alguien que dice que sí a los relatos de la realidad concesuada cuando lo que de verdad piensa es algo así como "screw you, yo estoy viendo un unicornio rosa que vuela en pijamas"? Oh,geeeeeez). Pero volviendo al punto...

Mi lectura de aquel dicho ancestral de la sapiencia popular tiene implicaciones bastante serias... en lo que respecta a mi contexto de vida (no es el lugar para decirlo y tampoco creo prudente divulgar muchos detalles de moi). Al menos para mí, eso de mantener apariencias es -como todo desde mi perspectiva- un paradoja. Por un lado, te encadena a ser, actuar, pensar, decir -similares y conexos- de una manera tal que sea verosímil para ti y para tu interlocutor -quienquiera que sea- siempre que estés con dicho interlocutor; como el guión de una obra de teatro o de un filme, pues. Por otro, te da la libertad -mientras no rompas con la imagen antes mencionada- de actuar, ser, pensar, hacer (aunque probablemente no de decir) quien/como/lo que se te venga en gana... cuando no estés en el escenario o en el set. Creo que podría compararse al hecho de vestirse y encima disfrazarse para ir a algún lugar: nunca dejas de ser tú, pero pareces alguien más además de ti misme. El meollo del asunto radica en decidir -o en saber- cuándo quitarte el disfraz... o en su defecto, cuándo ponértelo.

No sé si lo que estoy escribiendo tiene sentido para otras personas o si únicamente suena coherente en mi cabeza. Quizá y retomando la apología conmemorativa del post anterior, los clósets -en este caso las apariencias- pueden ser más peligrosos de lo que quisieramos reconocer. ¿Qué tan real es la libertad que nos brindan, si estamos 'encadenados' a un personaje, a una imagen que hay que mantener a toda costa? ¿Se puede llegar a tener actuaciones tan excelsas que sean relmente verosímiles y fáciles de dejar a voluntad? ¿Nos hacen las máscaras, los clósets y las apriencias seres deshonestos, insatisfechos o cobardes? ¿A quién engañamos más cuando optamos por esta ruta: al público en general o nosotres mismes? ¿O será a caso que es una forma de huir -aunque sea temporalmente y como parte de una 'vacación'- de algunos aspectos de nuestra propia persona, de las facetass más oscuras y siniestras de nuestro ser?

De verdad, si alguien por alguna extraña razón del universo se encuentra con este debraye y tiene alguna respuesta a las interrogantes anteriores, por favor compártala.

Por mientras, creo que seguiré disfrutando ésta delusion of intelligence que he creado para mi beneficio... o no.

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