Martes, 4 de Marzo de 2008, año de Nuestro Señor.
Amado mío,
Yo… ya no sé que pensar. No sabía lo que estaba haciendo. No sabía… que bueno, eso podía volver a confundiros.
No os voy a mentir: sigo muy enamorada de vos, pero os doy mi palabra que no era mi intención no respetar vuestra decisión. Es que esto depende de vos de nuevo.
Yo creí haber aprendido a respetar las decisiones de otras personas, pero creo que no fue así.
No os miento, mis sentimientos siguen (creo que eso fue obvio, ¿no?), pero pues de cualquier modo, la decisión vuelve a ser vuestra…
Dios… ¿por qué me preguntáis eso?¿por qué necesitáis saber que opino de un momento que tal vez inconscientemente yo había estado esperando desde ése martes en que prometí no volverme a meter; qué opino de lo tonta que soy por seguir aferrada a algo que me hizo tanto bien hace poco más de un año y que a pesar del tiempo y de la distancia entre vosotros nunca pude superar; qué opino de mis disparatadas ideas que simple y sencillamente no se a donde me llevan: si directo al manicomio o camino al infierno? ¿Queréis saber qué opino? Creo que deberíais ver mis ojos en este momento: ellos son los únicos que pueden comunicaros fielmente lo que cruza por mi alma pues estas palabras se han vuelto superfluas e innecesarias.
No es nada más lo que pienso del beso lo que mis ojos dicen en este momento, es mucho más que eso. Ahora las palabras son como un vino sin esencia, como un mar sin profundidad alguna...
Tomaos todo el tiempo que queráis, llano y simple: el amor verdadero espera… Sin embargo… tengo derecho a guardar silencio, si no lo uso todo lo que diga puede y será usado en mi contra. Me reservo el derecho a preguntar cuando realmente me sea totalmente necesario: creo que puedo controlar mi curiosidad a un punto tal que podría ser confundido con indiferencia; espero que vos no lo toméis así.
Creedme, la espera es tortuosa; es un camino de espinas que he de recorrer, aunque al final pueda parecer que el viaje ha sido en balde… pero no será así. Confío en vos.
Vuestra por la eternidad...
Yo… ya no sé que pensar. No sabía lo que estaba haciendo. No sabía… que bueno, eso podía volver a confundiros.
No os voy a mentir: sigo muy enamorada de vos, pero os doy mi palabra que no era mi intención no respetar vuestra decisión. Es que esto depende de vos de nuevo.
Yo creí haber aprendido a respetar las decisiones de otras personas, pero creo que no fue así.
No os miento, mis sentimientos siguen (creo que eso fue obvio, ¿no?), pero pues de cualquier modo, la decisión vuelve a ser vuestra…
Dios… ¿por qué me preguntáis eso?¿por qué necesitáis saber que opino de un momento que tal vez inconscientemente yo había estado esperando desde ése martes en que prometí no volverme a meter; qué opino de lo tonta que soy por seguir aferrada a algo que me hizo tanto bien hace poco más de un año y que a pesar del tiempo y de la distancia entre vosotros nunca pude superar; qué opino de mis disparatadas ideas que simple y sencillamente no se a donde me llevan: si directo al manicomio o camino al infierno? ¿Queréis saber qué opino? Creo que deberíais ver mis ojos en este momento: ellos son los únicos que pueden comunicaros fielmente lo que cruza por mi alma pues estas palabras se han vuelto superfluas e innecesarias.
No es nada más lo que pienso del beso lo que mis ojos dicen en este momento, es mucho más que eso. Ahora las palabras son como un vino sin esencia, como un mar sin profundidad alguna...
Tomaos todo el tiempo que queráis, llano y simple: el amor verdadero espera… Sin embargo… tengo derecho a guardar silencio, si no lo uso todo lo que diga puede y será usado en mi contra. Me reservo el derecho a preguntar cuando realmente me sea totalmente necesario: creo que puedo controlar mi curiosidad a un punto tal que podría ser confundido con indiferencia; espero que vos no lo toméis así.
Creedme, la espera es tortuosa; es un camino de espinas que he de recorrer, aunque al final pueda parecer que el viaje ha sido en balde… pero no será así. Confío en vos.
Vuestra por la eternidad...
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